Como
cada año, la Pontificia Comisión para América Latina (PCAL) ha
elaborado un mensaje para preparar y celebrar convenientemente la jornada
del Día de Hispanoamérica 2017 que celebraremos el próximo 5 de marzo
con el lema "Vayan, sin miedo, para servir".En él
se nos invita a todos a vencer los dos grandes enemigos que tiene hoy la acción
evangelizadora: por un lado, "el miedo que nos suscita la incertidumbre y
la consciencia de nuestras limitaciones humanas"; y por otro, "el
egoísmo, que lleva a encerrarse en un horizonte diminuto y a excluir el bien
del prójimo, sustituyéndolo con los propios intereses individuales".
"Nuestro
mundo necesita, hoy especialmente –escribe el cardenal Marc Ouellet,
presidente de la PCAL–, de discípulos misioneros que se
atrevan a 'salir' para llegar a todas aquellas periferias
existenciales que esperan la luz del Evangelio; de discípulos de
Cristo que sepan 'adelantarse, tomar la iniciativa sin miedo, salir al
encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para
invitar a los excluidos' (Evangelium gaudium 24). Y esta Iglesia en
salida es una que sabe acoger, que no levanta la voz para ahuyentar al
pecador, sino para invitarlo, y que no tiene miedo de mostrar el rostro
tierno del Padre, y de abrir sus brazos a todo aquel que
esté herido y necesitado de su amor y de su misericordia".
El
purpurado canadiense afirma igualmente que, en los más de 2.000 años de
existencia de la Iglesia, la misión de esta no ha cambiado, pero sí lo han
hecho, "especialmente en las últimas décadas", los tiempos en que hay
que anunciar a Jesucristo. De ahí, señala, la necesidad de evangelizar
hoy "desde una visión renovada y creativa, adecuada a nuestra
época y a los nuevos contextos sociales y culturales". El mensaje es
claro: no hay que "retroceder ante los cambios", sino encarnar
"el mensaje de Cristo en las nuevas circunstancias y en los nuevos
contextos, con gran sencillez, pero también con astucia y con
inteligencia". Somos invitados, por tanto, "a tomar el pulso a la
realidad que nos rodea, para responder a ella desde la Buena Nueva de
Cristo".
Pero
¿cuál es esta realidad? El propio cardenal Ouellet responde sin ambages:
"Un mundo lacerado por el sufrimiento y por la indiferencia ante Dios, y
cada vez más también por una activa y explícita hostilidad hacia el mensaje de
Cristo y hacia el estilo de vida cristiana y hacia toda la riqueza que este
trae consigo".
FUENTE: OMPPRES.